
A 13 años de que indígenas triquis fueran desplazados de San Juan Copala, integrantes de esta etnia marchan en la capital de Oaxaca.
Entre 2009 y 2010, una escalada de la violencia en el municipio autónomo de San Juan Copala, en la región Triqui de la Mixteca oaxaqueña, ocasionó el desplazamiento forzado de cientos de mujeres, hombres, niñas y niños.
La violencia en la región Triqui tiene orígenes históricos y está relacionada con la disputa por el control político y territorial de la zona. En 2007, con base en el principio de libre determinación de los pueblos indígenas, San Juan Copala fue declarado municipio autónomo, regido por usos y costumbres e independiente del gobierno estatal y del partido político dominante en ese entonces, el PRI.
No obstante, el proyecto de autonomía no logró poner fin al conflicto, que terminó por intensificarse mientras distintos grupos intentaban defender sus intereses y tomar el control del territorio, a medida que el proyecto de autonomía se diluía.
Desde noviembre de 2009, y durante varios meses, el pueblo estuvo sometido a diversos ataques armados, restricciones a la libertad de circulación y a la interrupción de los servicios básicos de atención médica y educación. Más de 30 personas fueron asesinadas y otras tantas heridas, y también se reportaron casos de violencia sexual. Ante la persistencia de la violencia y la falta de una respuesta eficaz de parte del Estado, que fue incapaz de proteger y garantizar la integridad física de la población, casi 600 personas fueron obligadas a huir para salvar sus vidas. Más de 13 años después, estas personas no han podido encontrar una solución y continúan sufriendo las consecuencias de su desplazamiento forzado.
